domingo, 17 de agosto de 2014

Alea Jacta Est, episodio 2


A sus marcas, y sonó el disparo. Ahí comenzó  y terminó todo.
Había esperado mucho tiempo, era el torneo donde quería estar, y sin duda quería correr bien. Luego de tener unos seis meses espectaculares donde había bajado tres de mis marcas personales, entre ellas romper la barrera de los treinta minutos con el 29:46 en  10.000 metros,  y en los que pensé que esa era la ultima munición en la recamara, dudaba en poder correr así nuevamente. Yo seguía muy positivo y quería mas. Mi hermano estaba un poco menos optimista, y decía que ese fue el último disparo, y de él sí lo fue, su pico no duró mucho mas, sin embargo yo seguí de largo.
Luego vino el medio maratón Corre Montevideo donde baje mi marca más de un minuto y medio, en marzo había bajado la de los 5000 metros. Seis años  bajaba las marcas de tres pruebas, este se estaba convirtiendo en mi mejor año. Luego de ser designado para correr los 5000m metros en el Iberoamericano aun me quedaban dos meses, y el miedo era no poder aguantar el pico tanto tiempo, de modo que seguimos trabajando con mi entrenador de manera muy conservadora, cuidándonos de todo lo que nos pudiera afectar negativamente, y vaya que resultó, de forma que el primer macro del año duró nada más y nada menos que ocho meses, arrancando el 2 de enero y terminándolo el 3 de agosto.
Ese macro terminaría con los 5000 metros del Iberoamericano,  ahora les voy a contar el que y el cómo de esta cuestión.
Habremos de rescatar lo bueno y lo malo, como en cada ocasión, hay que ver que se hizo bien y que hay que mejorar. Lo bueno comenzaba sabiendo que partiríamos el día martes a San Pablo, que está a dos horas de avión. Nunca o casi ninguna una selección de atletismo viajó con tantos días previo a la competencia, de modo que si no fuimos los primeros en llegar a Brasil pegamos en el palo. Problemas por llegar cansados del viaje no íbamos a tener.
El hotel además de ser espectacular, quedaba a cinco cuadras de la pista, de forma que llegabas más rápido caminando que en un bus o taxi debido al tráfico que había en algunas horas. La pista como pude mostrar en alguno de los videos estaba ubicada en un complejo donde hay varias canchas y gimnasios de diferentes federaciones.
Cuartos cómodos y con buenas camas, donde se descansaba bien, pero tenían la desventaja que solo tenían aire acondicionado frio, de modo que si sentías frio en la habitación tenias que abrigarte, muchos pidieron mantas porque si bien en el día había más de 20 grados en la noche refrescaba y se hacía notar un poco el frio.
 La pista era perfecta, era una pista rápida, un poco ''añejada'' con la textura perfecta para correr fondo, era un material similar a la pista Oficial del Parque Batlle y estaba bastante cubierta por las edificaciones por lo que no había problemas con el viento.

La comida era ideal, cosas similares a las que comemos habitualmente aquí en Uruguay, y ha pasado que muchas veces vas a países donde puedes comer una o dos cosas nada más porque comen comida típicas del país y no te arriesgas a comerlas por no estar acostumbrado o por no saber  si te caerá mal. De modo que era muy variado y en abundancia, que pese a la demanda de atletas que había nunca escaseó.
Desde que llegue al aeropuerto en San Pablo  quedé maravillado, se estaba cumpliendo lo que había anhelado, y volvía a estar después de 6 años en un torneo internacional de pista.
Disfrutar de estar con mis compañeros de selección, estar rodeado y conocer atletas de otros países y que también ellos te conozcan, porque en algún momento te los vas a volver a cruzar.
Me tocó compartir habitación con Emiliano Lasa, el saltador de largo. A Emi lo conocía de cruzar algunas palabras en  torneos como acostumbramos todos pero nunca había compartido selección con él. Vivía escuchando música en el cuarto y me daba cuenta cuando que estaba en la habitación porque  se  sentía la música desde que salías del ascensor, j aja. Como todos los demás compañeros, él era re buena onda, por lo que nos llevábamos bien en el cuarto. Muchas veces además de juntarnos en el desayuno, almuerzo o cena nos juntábamos en el cuarto de alguno a hablar un rato o solamente a estar ahí, ya que no había mucho para hacer.
El miércoles luego del desayuno fuimos a conocer la pista y a entrenar ahí, aprovechamos a sacar varias fotos y yo hice algunos videos, para ir subiendo a Facebook para que la gente aquí en Uruguay sepa como estábamos pasando.
Fue un trabajo corto, apenas una entrada en calor y mucha flexibilidad, estaba muy duro del trabajo de pista del día lunes y el viaje. El hecho de estar a casi mil metros de altura creía que no afectaba, pero luego de la entrada en calor, estirar y hacer técnica de carrera fui por unos progresivos de 50 a 60 metros, me ahogue bastante y las piernas aun las sentía cansadas.
Luego que Andrés Zamora termino su trabajo de fuerza volvimos a trotar un poco juntos y a Ana Laura Leite le faltaba hacer 2 x 400. Como buen fondista me ofrecí a tirarle a ritmo, necesitaba hacer ambas a 1:10 cada una, por lo que hicimos las primera a 1:10 y en la segunda 1:06, eso le daba un buen pronostico a Ana para bajar su marca personal en los 800 metros del Heptatlón y hacer una buena carrera.
 Llegó el jueves y nos tocaba hacer el estímulo fuerte antes de la competencia, sería el domingo a las 9:30 por lo que tendríamos 72 horas entre este trabajo y la carrera.

El lunes había hecho el trabajo más largo de pista, y solo me quedaba algo corto y rápido. yo tenía 6 x 200 metros y Andrés las iba a hacer conmigo. Corriendo fuerte realmente sabría como era la pista, y también como me encontraba, quería estar lo mejor posible de cara a la competencia. El trabajo fue progresivo, pero no arrancamos suave, lo hicimos al ritmo marcado y terminamos corriendo muy fuerte. Aproveché también para probar las zapatillas de clavos que iba a usar, tenía unas nuevas que conseguí para correr en esta ocasión y tenía otros que tenían un par de usos, al final escogí las viejas, "mas vale malo conocido que bueno por conocer". Aunque me había lactado un poco en las últimas dos pasadas y  fue porque corrí rápido, así me sentía y ya estaba todo el pescado vendido, solo faltaba descansar y rezar por una buena supercompensación.
El viernes comenzaba el campeonato, en la mañana había unas pocas pruebas de Decatlón si mal no recuerdo y en la tarde estaban los 3000 metros llanos,  Andrés Silva corría la serie de los 400 metros con vallas. Fue fácil y como nos tiene acostumbrado paso a la final sin dificultades. Luego de esa etapa del torneo llegamos al hotel un baño a descansar un poco tirado en la cama y esperar la cena.
Llegó el sábado, competiría Emiliano Lasa, Andrés Silva en la final y Deborah en 400 con vallas, llegamos un poco retrasados y Emiliano ya había hecho su primer salto, teníamos una gran confianza en él, ya que venia teniendo una gran actuación en cada competencia  a la que iba.
Ese primer salto que no vimos y en el que él sintió que no había sido muy bueno, fue el mejor, donde quedó en cuarta posición a solo diez centímetros del tercer puesto, no fue su mejor actuación porque sabemos que salta más que eso pero dio todo lo que tenia, demostró que es un gran saltador.  Ahora le tocaba a Andrés y Deborah competir, y nosotros esta vez no estábamos en la tribuna como el primer día sino que ya estábamos a metros de la pista en la recata auxiliar para entrada en calor, estábamos al lado de Andrés dándole nuestro apoyo y por si necesitaba algo. Se lo notaba tranquilo y concentrado como de costumbre, pero hasta el creo que se sorprendió de cómo corrió esa final. Hay algo que deben saber algunas personas, y es que en torneos donde lo que importa es ganar no siempre la marca es buena, porque no puedes arriesgarte a correr en punta o gastar energía y  poder perder todo después, de modo que lo que hizo Andrés fue solo ganar la carrera sino que valía cuatro veces  lo logrado. Primero ganó la final de una forma increíble y como él corre, como sabe hacerlo de forma que es tan fuerte en la última parte de la carrera que  deja sin respuesta a sus competidores. lo segundo fue la marca conseguida, un 48:65 que no se si estaba en sus planes correr tan rápido, tercero el record nacional y cuarto record de campeonato. Los que pudieron ver el Video que hice de la carrera se darán cuenta que por momentos perdí el enfoque de la misma porque la emoción que teníamos no me permitía hacer bien la filmación. Eso reafirma que a sus 28 años está más vivo que nunca, y es la capacidad que tenemos los corredores de renacer, de resucitar.
Hasta que corrió Deborah, si bien estamos acostumbrados a verla ganar todo lo que corre, esta vez fue plata, segunda y no pude hablar con ella, no se i la marca fue buena o pudo haber ganado, o corrió bien o pudo hacerlo mejor, ella estaba contenta lo pude ver, si bien había pruebas que no tenían muchos participantes había otras en que el nivel era muy alto y creo que en esta carrera lo fue. ya habían competido ellos tres, Ana Laura ya lo venía haciendo y tuvo un par de pruebas no tan buenas pero si otras en las que había estado bien, por lo manos fue lo que nos dijo, ella apostaba a sus pruebas fuertes para poder tomar más puntos de cara al objetivo final que tenía. Se terminó la jornada de sábado, ahora quedábamos, Andrés, Mimí y yo por competir, además de las pruebas que le quedaban a Ana Laura.
Hay algo que me preocupaba, y era que jueves, viernes y sábado, no venia sintiéndome muy bien, le echaba un poco de culpa al sol, ya que creo  me mató el jueves en la pista y el viernes cuando corrí en la mañana. Me dolía la cabeza y me sentía muy cansado, también se le sumaban los nervios, que eran muchos, y si, a los que me dicen en las carreras que para mí es fácil correr, tenía miedo, jajá, mucho, de hecho siempre tengo miedo hasta cuando entreno, antes de un trabajo de pista, de un rodaje largo, si no tengo miedo ahí y me los saco en la competencia no terminaré porque me dará miedo sufrir y  se me explotaría la cabeza. Si no te pones nervioso antes de largar es porque no tienes sangre, obviamente teniendo en cuenta que nosotros preparamos cada competencia, y es ahí cuando de vemos rendir al máximo.  Volviendo al tema, me sentía cansado, me había quedado algo de dolor en los gemelos e isquiotibiales por el trabajo de pista y temía que me influyera en la competencia de manera que fui a la sala de fisioterapia que había en el hotel. El viernes me hicieron masaje, me dolió, muchísimo, pero me dejo como nuevo, y el sábado luego de la pista seguía con un poco de molestia en los isquios y me pusieron Tens y un Tape. Andrés Zamora andaba con una molestia y le hicieron quiropraxía, lo dejaron como nuevo, un Tape y hasta mañana. Cenamos temprano, y dormí antes de la competencia unas 8 horas.

Domingo, nos tocaba a nosotros, me levanté súper tranquilo, sin dolores y como nuevo, desayuno típico antes de una competencia, café con leche y unas tostadas con manteca, y tenía todo pronto para irme a la pista de manera que me tire un rato más en la cama y siendo la hora nos fuimos caminando lentamente con Andrés y Gustavo Pintos su entrenador.
 Algo que he de resaltar, el primer día que fuimos a conocer la  pista el sol no llegaba hasta las pasadas la 10:00 de la mañana a calentar, sino que había una niebla que después de esa hora aproximadamente comenzaba a irse, así fue también los días siguientes, y la temperatura iba subiendo, lo que creímos que podía ser bueno, pero no fue tan así. Recuerdo estar en el cuarto de Andrés antes de partir el domingo a la competencia y eran pasadas las 8:00 de la mañana, el sol ya iluminaba toda la pista, hacia más calor que de costumbre, y tanto que cuando llegamos nos sentamos en la pista auxiliar antes de comenzar la entrada en calor y el sol nos quemaba tanto que tenía que alejarme hacia la sombra. Éramos de los únicos que estábamos de short y Remera, el resto de los competidores estaba con calza larga o pantalón, campera o medio cierre, tenían frio! Algunos venían de temperaturas mayores a 30 grados y hasta 40 también. Nosotros que habíamos salido con menos de 10 desde Montevideo, estábamos pasando calor. también había bastante humedad, a la que no estábamos acostumbrados, no era un calor seco, sino mas bien húmedo que no se notaba si no estabas corriendo.
La entrada en calor fue en el tiempo justo y como siempre la hacemos, nos fuimos a cámara de llamada y salimos a la pista. Tuvimos unos minutos antes de largar para hacer progresivos y hacer lo que falte. Me sentía súper bien, suelto, sin nervios y con ganas de correr, la suerte estaba echada. Llegó la voz de a  sus marcas, y sonó el disparo.

yo que estaba por orden de marca en ultima ubicación salí mas a la derecha, me cerré rápidamente hacia el andarivel numero dos y después de cien metros vi que nadie tiraría, por lo que quede primero en el pelotón buscando mi ritmo de carrera. la primera vuelta fue a 1:09 el ritmo de parcial debía ser 1:08 por lo que en la segunda vuelta ya lo acomodé. Ahí ya no estaba primero sino que ya me habían pasado algunos, lo que no me importaba, sino solo estaba pendiente de correr a ritmo y tratar de conseguir la marca que había venido a buscar.
Uno de los miedos que tenia era algo que pasó y estaba dentro de las posibilidades.  Eso era quedar colgado sin nadie a quien seguir, sin duda era lo que nos venía impidiendo hacer la marca en Montevideo, quedar colgados después de los 3000m. Es  el punto crítico de la carrera, donde haces tu mejor marca o te mueres, y, la idea era correr hasta ahí lo mejor y lo  mas sueltos posible para después remar "a huevo" esos mil y jugarnos todos los boletos en el 4000.

Pero no iba a ser fácil, nos podía ayudar quedar con alguien un poco más fuerte que nosotros y que nos marque el ritmo, pero la verdad es que quede delante del que teníamos pensado seguir, y era Nicolás Giraldo de Colombia, que terminó 5º con un tiempo de 14:17, sabíamos que teníamos que correr con él, pero él venía detrás mío, hasta los 3000 metros, y cuando yo me morí una vuelta después de eso me paso como parado, ya no podía acelerar y solo trataba de no quedarme más. Sentía el aliento de mis compañeros, Pablo Sanmartino en  el inicio de la recta de los 100 metros, Ana Laura y Deborah sobre el final de la misma, también sentí a Andrés barrios y Gustavo Pintos muy cerca, y hasta de mi Amiga de España Ainhoa Pinedo que me fue a ver y me grito cada vuelta. Después de los 3400 metros sentía que se me había subido alguien encima y las piernas me pesaban mucho, comencé a morirme de calor y  la garganta me ardía mucho. 

Por más que no corrí por debajo de 14:23 quedé muy conforme con lo que hice, un 14:39 fue una gran muerte, una muerte más que digna, tengo el pensamiento  que toda carrera que corra por debajo de 14:40 no es tan mala. ¿por qué conforme? porque hice y di todo lo que tenia y podía hacer, fue una carrera muy dura contra el reloj, y lo de conforme, es porque hice todo bien hasta el día de la competencia, no podía cambiar nada para que el resultado fuera diferente, fuimos varios días antes del campeonato, estábamos cerca de la pista, estábamos cómodos, el grupo era unido, tuve fisioterapia, masajes antes de la competencia y  la pista era rápida. ¿Qué pasó entonces? Creo que lo más significativo fue el calor y la humedad, si bien entrenamos con ese calor aproximadamente unos días antes, no es lo mismo hacer pasadas con pausa a correr toda la carrera entera.
Pero suena un poco irónico que con tantas cosas a favor una sola en contra pueda derrumbar todos los pilares. Quienes corren fondo o medio fondo sabrán que aunque todo este a tu favor una sola cosa, puede arruinar tu rendimiento, y no fui solo yo, porque hay excepciones, Andrés se murió aun mas, luchando para correr debajo de 15:00, el Argentino Javier Carriqueo abandonó la prueba. Los días anteriores a la competencia me preocupaba lo que les contaba antes, lo mal que me sentí los días previos a la carrera,  Andrés manifestaba que se encontraba muy bien, y pensaba, lo único que me falta es pegarme una muerte épica, y no hacer la marca, también no poder correr con él.  Hay una foto donde salgo mirando hacia atrás buscándolo, Giraldo se me había escapado y yo ya no podía mantener el parcial, sabía que si Andrés se me arrimaba podíamos tirar un poco cada uno y seguir remándola, pero estaba lejos, por lo que seguí tratando de mantenerme firme y que si bien no podía correr más rápido, trataba de que el ritmo no caiga mas. Para que se hagan una idea, los mejores 5000 que corrí este año fueron 14:31 y 14:35, en el primero el 4000 se fue a 3:00 y en el segundo a 3:01, y en ambos remate el ultimo mil en 2:50, con la última vuelta en 1:04. En este 5000 y para que entiendan, el  ultimo mil es el salvador, mas aun la última vuelta, si vienes con piernas puedes recuperar el tiempo. pero cuando ya te explotas y te quedas sin piernas, pasa que las vueltas se van, se van y se siguen yendo, y no puedes hacer nada, solo tratar de aguantar. En el 5000 del ibero pase a lo que tenía que pasar, el 3000 en 8:34, ni rápido ni lento, el tiempo acorde y teniendo en cuanta si nos morimos un poco teníamos margen. La vuelta del 3000 al 3400 fue fatal, y de ahí la caída del ritmo fue inevitable,  arrastre mis piernas que me dolían mucho y las sentía más pesadas que nunca las últimas cuatro vueltas.  

Cuando cruce la meta, sentí un calor inmenso que me envolvía, sentía como que me quemaba, y me fui enseguida a donde estaban mis cosas, donde había un poco de  sombra, y me quede en una valla apoyado sin la musculosa y descalzo por unos minutos, cuando me pude recuperar, me senté en la silla que tenía mis pertenencias y me puse a hablar con Andrés, y el español que había sido bronce, Iván Fernández. Ya había hablado con Andrés en la valla en la que nos apoyamos, le pregunte al español que tal había sido su carrera, me dijo no tan bien, por lo que dije ojala hubiera corrido yo en 13:59. Me manifestó un poco el calor, la humedad y también la contaminación que había en el aire, me señalo con el dedo y el cielo estaba totalmente despejado pero como con una capa de humo semitransparente, ¿sería posible eso? la verdad no lo había pensado, pero cierto es que si había muchos autos en la ciudad, el tráfico era terrible en casi todas las horas del día.
Me puse los championes y sin remera cargue con mi mochila, a lo lejos Ana Laura me pedía que le lleve fruta, que fui a buscar a la carpa de fisioterapia, y se la llevé.
Ya vestido me junte con el resto del equipo, y conversamos un poco de lo acontecido. seguía conforme con mí actuación, Andrés estaba dolido anímicamente por su mala carrera, una buena muerte se metió, y eso es algo que molesta, vienes haciendo bien todo, y el día de la carrera te levantas mal y todavía algo se te pone en contra y te mueres. Siempre a los demás les deseo suerte y no éxitos, ¿saben por qué? si venimos bien el éxito será el fruto del trabajo que veníamos haciendo,  porque nada es casualidad en esto de correr y si causalidad, sin embargo en una carrera de pista como corremos contra el reloj y nuestro propio cuerpo, necesito suerte, en toda carrera la necesitamos, y siempre pongo de ejemplo porque la suerte y no el éxito, le acabo de decir el por qué del éxito, ¿y el de la Suerte? recuerdo el día que hice 29:46, el día anterior salí a correr un poco con mi hermano y mi amigo Jairo, el día  estaba frio, había mucho viento, y todavía me sentía muy duro, trabado, no me podía soltar en un simple trote. Al otro día, el día cambió, se había nublado la tarde, no había viento, la temperatura era perfecta, y salió la marca que fui a buscar, ahí solo dependía de mi, de correr y nada más, sin embargo si hubiera tenido la mala suerte de que el día fuera como el anterior no hubiera podido correr debajo de 30:00 y la inversión de tiempo, dinero hubieran sido en vano.
Por lo tanto creo que hemos tenido mala suerte de que justo ese día a esa hora fuera el más caluroso para competir, y mas una prueba tan dura como  los 5000 metros. No es una excusa, y mucha gente sufre las carreras en el verano, particularmente a mi no me afecta el calor, pero tengo que estar entrenando con calor para que el día de la competencia las condiciones sean similares.

Después de terminar la jornada de la mañana nos fuimos a almorzar, dormí una siesta y después de nuevo a la pista a disfrutar de lo que quedaba del torneo. Mas tarde y ya en el hotel a descansar, y en la noche una pequeña fiesta organizada por los mismo atletas, donde pudimos conocer a algunos mas y hablar con los que ya conocíamos. Sin duda me llevé todo positivo, y sobre todo la carrera, orgulloso de haber dado todo lo que tenia.

Después de descansar unas semanas  comenzaré a planificar lo que queda del año pensando en el  próximo. Estoy muy seguro que correré un buen 5000 este año y será por debajo de 14:23. 

jueves, 15 de mayo de 2014


"Si quieres correr corre una milla, si quieres una experiencia de vida corre un maratón" 
Emil Zatopek


¿ POR QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO?

Después  de correr esos fantásticos 10.000 metros en Rosario ocurrió lo que era de esperarse, vino el bajón. Las dos semanas posteriores estuve muy cansado, no tenía dolores musculares, pero sí no podía correr muy rápido. Esa semana hubo un descenso del kilometraje e intensidad, el horno no estaba para bollos. La primera semana fue a todo trote, ni pesas podía hacer, terminaba muerto de la corrida.
Era viernes santo, ese día aproveché  para dormir bastante, no había nadie en casa, mis padres estaban en el interior del país, mi hermano en lo de la novia, por eso llame a mi amigo Jairo y le dije "voy para ahí así almorzamos algo bueno y de tarde entrenamos". Ese día tenia cuestas, y al otro unos 20 kilómetros, de modo que llegue a su casa, almorzamos, demasiado diría, y como es debido una siesta. Eran las 19:30 y salimos a hacer las cuestas, yo me sentía raro pero de tarde siempre estoy más activado para correr. Largamos la primera. Le dije a él que salga primero así se me iba unos metros y yo trataba de agarrarlo, y así lo hice. Recuerdo que en las semanas previas al 10 mil habíamos hecho cuestas con mi hermano en donde las hacemos siempre y fueron rápidas, diferencia de uno a dos segundos de cuando no estamos tan fuertes. Me sentí genial y al otro día tendría los 20k.
Luego de levantarme tarde el sábado y desayunar bien, arranque los 20 kilómetros; debo confesar que las tiradas largas son uno de los entrenos al que más miedo le tengo antes de largar, porque generalmente duelen, y mucho. Largué e iba a un ritmo aguantado, porque necesitaba entrar en calor, pero iba medio muerto de piernas, por lo cual la idea fue buscar, a diferencia de como lo hago siempre, una velocidad estándar y seguir todo el rodaje así. Me separo de Jairo y subo un poco la velocidad, iban unos veinte minutos de carrera, y comencé a subir el ritmo, cuando de repente comienzo  a morirme, las piernas pesaban demasiado e iba sufriendo muchísimo, pero sigo corriendo porque la mejor manera de no seguir sufriendo es correr más rápido. Llegó el momento de pegar la vuelta, ya no iba sin piernas porque el ritmo era un poco más lento pero igual marcaba un promedio de 3:25, iba rodando bien y con viento en contra. Cuando por fin paso los 20 kilómetros que eran los que había decidido correr fuerte se me da por mirar los parciales y veo que en el momento donde mas estaba sufriendo era cuando venía corriendo a 3:05 por kilometro, ¡era un disparate!, seguí trotando hasta lo de Jairo y ahí se terminó la semana de entreno.
El fin de semana previo a la Maratón de Montevideo y luego de haber realizado por separado con mi hermano, un trabajo similar de más de 20 kilómetros por debajo de 3:30, surgió la pregunta ¿por qué no correr la maratón? la idea era sencilla, fácil, podemos correr 30 kilómetros a 3:30, el resto lo trotamos, nos da como para 2h30, y el premio nos viene bien. Luego de conversarlo bastante con nuestro entrenador y después de decirle que no queríamos correr la media como habíamos planeado, en parte porque no nos encontrábamos aún bien y porque realmente no teníamos ganas de correr fuerte, y si, si lo  hacíamos en la maratón era porque sabíamos que solo nos iba a costar el final, fueron algunas de las excusas para largar los 42 el domingo.
Semana previa a la carrera, sensaciones parecidas a la anterior, pero pudimos correr un poco mas rápido, ya estábamos haciendo trabajos de fuerza e hicimos un trabajo corto de pista, pero  solo para tocar el estimulo fuerte, fueron 6 x 400 con 1:15 de pausa promedio 1:03/04. Hasta ahí estaba todo hecho, ahora había que descansar y recuperar las piernas. Así fue hasta el día de la carrera.



NO QUIERO CORRERRRRRRR!!! TENGO MIEDO!!!

Domingo a las 05:00 sonó el despertador, obviamente un sueño tremendo, por lo que lo pospusimos y nos terminamos levantándonos 05:30, desayuno expréss y salimos. Era de noche,  sólo una vez corrí casi de noche, fue en el Sudamericano de Media Maratón en Buenos Aires en 2011, pero ésta era la carrera más temprano que iba a correr.
Entramos en calor como lo hacemos normalmente, las piernas las sentía dormidas pero estaba todo pronto para largar. Hay que destacar que la prueba largo absolutamente en punto, en mi reloj eran 06:57 y estaban anunciando por el altavoz que faltaban menos de tres minutos para la largada. Me dio para hacer dos progresivos y meterme en primera fila. Cuando quise acordar ya estaba en el 3,2,1 largaron. Largué un poco incomodo, era la sensación de tener que frenarte constantemente, algo que la piernas no conocían, pasamos el primer kilometro 3:28, seguía sintiéndome incomodo, sensación que no paró hasta el kilometro 10, pero no llegaré hasta ahí todavía. Cuando fuimos hasta la calle Minas y doblamos nuevamente hacia atrás por 18 de Julio empezamos a cruzarnos con todos los que venían, era mucha gente y la gran mayoría nos daban su aliento, me hizo sentir muy bien, nunca me había pasado, y de hecho paso durante toda la carrera, gente que venía con la fuerza contada y todavía gastaba un poco más para darme su aliento, debo agradecérselos de corazón porque me sentí muy querido.El día anterior a la carrera muchos me preguntaron si estaba nervioso o cómo me encontraba para la carrera. La verdad no estaba nervioso, iba a ajustarme a lo que habíamos pactado con mi hermano, 30 kilómetros a 3:30 y lo demás como podamos, la idea era entrar entre los tres primeros. Aunque me daba un poco de miedo, porque si bien el ritmo que iba a manejar era un ritmo tranquilo, ese no es el problema en el maratón, sino el famoso muro, que a veces no distingue de ritmos y sin que te des cuenta está ahí para que te des de lleno. Estaba la posibilidad de que el muro en mi carrera no apareciera, por el sólo hecho de que no correría a tope, es decir si corría a lo que debería, para hacer mi mejor marca o por lo menos una marca decente, debería haber corrido diez segundos aproximadamente mas rápido por cada kilometro, pero no era la idea. Encontrarse en buena forma y haber hecho una base de buenos kilómetros al inicio de la temporada me dejaría correr mi primer maratón sin prepararla. Algo que realmente me preocupaba era que, hacía  un par de días  me venía doliendo un poco la rodilla.  Era una molestia, pero el año pasado ya había estado mal de una rodilla y no podía correr ni dos minutos. Era una molestia, y el miedo real es que me volviera ese dolor que tuve antes, existía la posibilidad, había 42 kilómetros para que pudiera  aparecer. Pero ahí no quedó la cosa, sino que también sentía también que estaba pisando mal, o sea, sentía mucha presión sobre el metatarso  del pie derecho, y con más de dos horas corriendo tenía miedo de romper algo ahí también, comenzó  como una molestia, y sabia porque estaba sucediendo, pero no podía hacer nada para pisar de manera que no me doliera. Generalmente cuando me pasa eso es porque estoy pisando mas con una pierna que con la otra, lo podía sentir, trataba de apoyar la izquierda y era como si sólo me deslizara con ella y la derecha aguantara todo el peso.
Pensé que pasaría, como a veces me pasa en fondos largos, y por momentos me dolía tanto que cuando mi pierna derecha estaba en el aire arrollaba los dedos para que se me calmara, pero volvía nuevamente el dolor! Nunca paró  y me acompañó  los 42 kilómetros.
El tiempo seguía pasando y los kilómetros tambien, la carrera se me hacía muy rápida, sentía el ritmo muy suelto, mi hermano me decía que me frenara. Cuando pasamos el kilometro 18 marcó una hora de carrera, y seguimos al ritmo que era por debajo de 3:30. El viento estaba en contra y por momentos cruzado, venia  tan cómodo que sentía frío, no llegaba a levantar tanta temperatura como si estuviera corriendo mas al límite como en carreras más cortas. Pasamos por el kilometro 25 y mi hermano me comenta el parcial,  1h:25, le dije "si pasamos los otros 17k en una hora nos da para 2h25:00, cuando peguemos la vuelta corremos con viento a favor y vemos que pasa". A mí sólo me importaba pegar la vuelta en la Rambla y Barradas para tener el viento a favor, ahí descontaría segundos por si llegado el caso tuviera que bajar el ritmo. Después de que giré para el retorno por la rambla, me solté de tal forma, que en dos kilómetros le había sacado mas de cien metros a mi hermano, ya lo veía un poco mal, no era su forma de correr habitual, por lo que me quedé bastante y  trotando muy suave hasta que me alcanzó, ya no iba a correr tan rápido como venia, porque la idea era correr juntos. Seguimos corriendo hasta que dijo ¡pará! le pregunté como estaba, me dijo que cansado, le respondí, "dale recupérate y seguimos tranquilos". Estuvimos parados un rato y comenzamos a correr nuevamente, hasta que volvimos a parar, nos quedamos otro rato, nuestro amigo Jairo que nos vigilaba a unos metros en la bici le dio hidratación y Gatorade, volvimos a retomar la marcha  hasta que paró por tercera vez y me dijo que siguiera, le respondí "recupérate y seguí tranquilo".
Pasado el kilometro 30 comencé a sentir la sensación de calambre en el posterior izquierdo, y trataba de no hacer el recobro muy alto para que trabajara lo menos posible, igualmente ya esa altura  me había aburrido de correr y solo quería llegar.
Solo  12 kilómetros me quedaban, me encontraba bien, pero estaba preocupado porque le pase algo a mi hermano, Jairo lo vigilaba de cerca y luego se me acercó, me preguntó cómo estaba y le dije que bien, que se ocupara de Martin. Pasaron algunos kilómetros más y a la altura de Kibon  veo a Jairo y me dice que Martin había abandonado la carrera.  Recuerdo que después que terminó la carrera me contó que Martin se abrigó y le pedía que lo llevara en la bicicleta, - Jairo le decía ¿estás loco?, y Martin ya se había subido a ella. Le dijo que se tomara un taxi, pararon uno y se fue,  ahí Jairo fue a alcanzarme a mí.  Me volvió a preguntar cómo estaba y le volví a responder que bien, muy bien, pero ya estaba aburrido de correr, quería llegar, el ritmo ya no me importaba. Será porque no me lo tomé en serio o porque no estaba en los planes, pero sucedió algo que todos deben haber visto. Fue el calambre en mi posterior derecho a metros de la llegada. Ahora les voy a decir lo que  vi y pensé en ese momento.





DIME QUÉ SE SIENTE.

Después de ver el video de mi llagada que causó gran conmoción entre la colectividad del running, comentarios y publicaciones de amigos y conocidos en Facebook, debo agradecerles el apoyo, el sentimiento de compañerismo, aunque a algunos nunca los haya conocido más que por esa red social o un saludo en alguna carrera. Para algunos fue algo distinto, para otros un ejemplo de valentía, de deporte o de lo que cada uno piense o pensó en el momento que lo vio.
El hecho de no haberme tomado en serio esta maratón en el sentido de buscar una marca o correrla a tope me quitó mucha responsabilidad, nervios y no me dejó cómo podría haberlo hecho si hubiera corrido al máximo.
Si leyeron lo que les he venido contando, fui toda la carrera de forma cómoda, hablando con mi hermano, a Jairo cuando se acercaba, el temor era el volumen en este caso y no la intensidad, o sea el ritmo. Pero la gente no sabía esto, sólo mi entorno, y capaz no pensé en ese momento que sólo llegar a terminar la maratón es un logro para mucha gente, o por le menos la primera,. No es que lo haya hecho de malo, ni me crea un súper corredor, porque sólo vi como obstáculo en este caso la distancia, y confiaba demasiado en mí como para no sentir que no llegaría.
De afuera se vio lo que cada uno se imaginó, no suelo ser así a la hora de competir pero en esta ocasión  al correrla deje mis sentimientos de lado, sólo esta vez, porque generalmente tengo todas mis competencias marcadas y les doy toda la importancia a cada una de ellas ; el que me conoce sabe que me pongo mal cuando no me va bien.
Agradezco a dios por darme fuerzas en todo momento en esta carrera, porque 42 kilómetros no es poca cosa, ustedes lo saben, y faltando pocos metros sucedió, el famoso calambre.
No lo podía creer, venía muy suave, era llegar al trote, y ¿cómo se me vino a complicar un partido fácil?. Recuerdo decirme no me puede estar pasando esto, ¡que vergüenza por dios!  Me apoyé sobre mis rodillas para poder mantener el posterior estirado, pero el calambre no pasaba, de lejos controlaba el reloj que seguía corriendo, pero lo peor no fue eso, sino que se me empezó a acercar todo el mundo, me habían rodeado y entre el ruido que había no sentía lo que algunos me estaban diciendo, mi cara estaba desfigurada, no podía creer la manera en que terminaría esta carrera. Se me acercan los payasos que estaban animando el evento y querían ayudarme, pero de la organización decían a los gritos, ¡no pueden ayudarlo!.
Yo me encontraba con todas mis fuerzas, pero la gente no sabía eso, sólo querían ayudarme, recuerdo decirles ¡estoy bien, estoy bien!
Sin dudas quedarme ahí  parado acalambrado, hizo que me muriera de vergüenza, nadie sabía, mi cara no era de dolor, sino que me sentía patético, un idiota que estaba haciendo el ridículo, ¡tenía que irme rápido de ese lugar!. Recuerdo la frase, "vámonos que nos vieron" y seguí caminando, llegue enojado con lo que me había pasado y pensando en el papelón que había hecho, sinceramente así lo pensé. Pero los días posteriores me dijeron otra cosa que realmente me dejó de cara. Había hecho historia sin quererlo ni pensarlo: la primera Maratón de Montevideo había tenido al primer uruguayo dejando todo en los últimos metros, si yo no lo sentí así, el cuerpo así me lo manifestó.




YA NO PUEDO NI PENSAR. 

No me había puesto a pensar hasta que me lo dijeron, "fui el primer uruguayo",  cosa que no sentí en el momento ni lo siento nunca, a no ser que corra afuera del país. Estoy acostumbrado  a correr con Aguelmis y para mí es como los demás corredores, lo conozco desde que llegó a Uruguay,  como también a Rafael su entrenador, pero mucha gente me resaltó  y se emocionó con eso, de manera que en la televisión me nombraron como "el mejor uruguayo" - aunque me hayan dicho "Martin" -  y en Facebook varias personas me lo recordaron sintiéndose orgullosos de que yo represente al país en esa maratón.

Los corredores de calle son más apasionados que los atletas que compiten en la pista, son más amateurs y realmente disfrutan cuando corren, corren lo que sea, cuando sea y donde sea, es  la diferencia de cuando corremos en pista,  parte de ese disfrute es cuando obtenemos lo que conseguimos, y no quiero generalizar pero yo lo siento así, por lo menos en mí.


NO SÉ SI VUELVO, ME ABURRÍ.

Luego de un rato de terminar la carrera y ya hablando con mi entrenador, me dijo "ahora a preparar Buenos Aires", le contesté "no sé si corro, me aburrí en ésta" y la verdad es que también tengo miedo, 3:30 no es lo mismo que 3:16/3:18, queda hasta octubre, tengo otros objetivos antes, igual o más importantes, veremos que sucede...
Muchas gracias por leerlo y por su apoyo. Saludos 

jueves, 8 de mayo de 2014

29:46 RUN LIKE HELL


RUN LIKE HELL

Lo más difícil del alto rendimiento no es llegar sino mantenerse, es caminar por un hilo delgado haciendo equilibrio, donde si nos caemos debemos volver a empezar el recorrido.
Luego de terminar de correr los 5.000 metros del Grand Prix "Darwin Piñeyrúa", me encontré en el vestuario con Luis Molina (argentino) y me mencionó la copa argentina de 10.000 metros, donde se juntarían para buscar marca, Federico Bruno - actual campeón de los 1.500 en los Juegos Odesur -, Mariano Mastromarino  - bronce también en los Odesur en los 3.000 metros con obstáculos -, Matías Schiel - que estaba volviendo de la inactividad y estaba levantando su rendimiento ; también estaría Andrés Zamora, con el que veníamos corriendo una seguidilla de carreras en forma muy pareja. 
Tomada la decisión de asistir al torneo, que era tres semanas después del Grand Prix, debíamos modificar la planificación de manera que nos dejara preparados para una prueba muy dura como son los 10.000 metros.
VIERNES: Salimos de Montevideo, mi hermano, nuestro amigo Jairo y yo. Llegamos a Buenos Aires sin complicaciones, almorzamos, pasamos por la tienda de New Balance a comprar algunas cosas, tomamos algo de merienda y nos fuimos a Retiro a tomar el bus hacia Rosario.
Con el tránsito denso el bus demoró un poco más de lo normal, pero ya teníamos el hotel reservado, así que sólo faltaba instalarnos, dejar los bolsos, salir a cenar para luego dormir tranquilos.
SABADO: Dormimos bien  toda la noche, nos levantamos a desayunar y volvimos a la cama.  Nos entretuvo un buen rato la Tele y un  juego de competencias de motos en el celular.
Habíamos acordado salir a trotar cerca del mediodía así luego almorzábamos y nos acostábamos a dormir una siesta.  A eso de las 13:00 horas salimos hacia la zona del estadio Jorge Newbery donde competiríamos para mostrárselo a Jairo que no lo conocía.
Con el trote de ese día esperaba que se me fuera un poco el dolor y la hinchazón que tenía en las piernas producto del viaje y las vueltas que habíamos dado. Llegamos a la pista, estaban en un torneo, fuimos hasta una de las canchas que están en el fondo, trotamos una vuelta y encaramos rumbo al hotel. 
Yo seguía con las piernas ''raras'' de modo que comencé a correr más fuerte a manera de estirar la zancada, o sea, utilizar el largo total para ver alguna sensación extraña que pudiera tener.  Luego de esos metros corriendo más rápido, seguimos trotando suave, y unos metros antes de llegar hicimos unos progresivos. Seguía sin novedad de cómo estaban mis piernas. Subimos al cuarto, estiramos, un baño y a almorzar.
Al regreso nos acostamos a mirar televisión, lo hicimos durante una hora y luego nos dormimos una siesta de dos horas aproximadamente.
Ya despierto revisé mi facebook y tenía un mensaje de Matias Schiel que me preguntaba si ya estábamos en Rosario, le dije que sí y entonces acordamos salir a cenar juntos. Nos pasó a buscar en auto y salimos rumbo al centro, buscamos en un par de sitios y nada nos convencía, hasta que nos decidimos por un tenedor libre, una buena opción para comer lo que quisiéramos... Ya estábamos aburridos de pizza, lo veníamos haciendo desde el viernes, pero a mí no me molestaba, sólo quería cambiar por pasta, una ensalada y un poco de carne.
Luego de la cena dimos unas vueltas por la ciudad y volvimos al hotel, miramos otro poco de televisión y nos dormimos.
DOMINGO: Nos despertamos, prendimos la tele, jugamos un poco con el celular (era una competencia entre los tres en un juego de motocross) y bajamos a desayunar.
Subimos, ordenamos todo el desastre que teníamos en el cuarto y nos acostamos otro rato (había que ahorrar energía)
Almorzamos en un sitio a dos cuadras del  hotel, tallarines con salsa y queso y una Pepsi fue el menú.  Al terminar, volvimos para descansar nuevamente hasta que sea la hora de irnos.
El día estaba nublado y no había casi viento. El sábado nos había dejado preocupados fundamentalmente porque sí hubo viento. Haber venido para tratar de hacer una marca y que te toque un día con viento es tener bastante mala suerte,  pero todo estaba ayudando y el clima se estaba poniendo ideal para correr.
Eran las 15:00 hs y ya salíamos, juntamos todo y partimos hacia la pista. Enseguida nos juntamos con los argentinos, fuimos a buscar el número de la carrera y nos sentamos en las gradas a hablar y ver las distintas series que había antes de nuestra carrera que era la última.
Algo que debo resaltar: cómo sin hablarnos casi nunca, por más que somos amigos en facebook y las competencias que nos vemos son pocas, podemos tener una amistad deportiva con atletas de otros países, en este caso con los argentinos. A casi todos los conozco de años, pero es como si nos viéramos siempre.
Llegamos a la pista y ya me cruce con uno, después vino otro y así seguimos... Nos juntamos toda la elite de los corredores de fondo, tres uruguayos y cuatro argentinos, como si nos viéramos todos los días, charlando de entrenamiento, viendo las carreras que antecedían a la nuestra, entrada en calor juntos, chistes que hacemos mientras corremos... No siempre se dan esas cosas sabiendo que somos rivales directos.
ALEA JACTA EST: La suerte está echada.
Momento de entrar en calor. Comenzamos a hacer la movilidad cuando alguien nos avisa que nuestra serie no sería la siguiente sino que habría una antes por la cantidad de gente que había en la categoría mayores. Fuimos todos a averiguar y nos confirmaron que debíamos esperar otros cuarenta minutos aproximadamente.
Ahora sí, nos preparamos nuevamente para entrar en calor. Como les conté antes, éramos los tres uruguayos y los cuatro argentinos. Corrimos por fuera del estadio, alrededor del hipódromo y un parque inmenso donde mucha gente estaba jugando al fútbol.
Iban dieciocho minutos y ya casi estábamos prontos. Volvimos a entrar al estadio, estiramos, hicimos los ejercicios de técnica y nos cambiamos para entrar a la pista.
Ya adentro, comenzamos a hacer progresivos hasta el momento en que empezaron a llamarnos para la presentación: todos en fila mirado hacia la tribuna esperando que nos nombren para saludar. 
Lo hicimos y retomamos con un par de progresivos más hasta que llegó la  hora de largar. 
Nos acercamos a la línea, cuando nos dieron la voz de a sus marcas, me ubiqué en el andarivel 5 o 6. Siempre lo hago así, para salir rápido por fuera y poder ubicarme rápidamente delante. 
Muchas veces sucede que corredores que tienen un tiempo mayor al tuyo salen en punta y no te dejan pasar, y complican la salida.
En charlas de facebook habíamos acordado tirar entre todos los que corriéramos en punta para poder hacer una buena marca. Luis Molina  dijo "tiro el primero!" y de hecho cuando sonó el disparo de largada se puso en primera posición. En el paso de los primeros doscientos metros, donde generalmente controlamos el ritmo, marcó unos treinta y cinco segundos,  pero cuando llegamos a los cuatrocientos la vuelta marcó 1'12''. Inmediatamente mi hermano se puso primero al tomar la curva. Cuando vi el 1'12'' en el reloj salí detrás de él,  y la segunda vuelta fue a 1'10''. 
Al iniciar la tercera, y luego de hacer la primera curva, le dije que se abra, me quedé yo primero, él detrás de mí, y así comenzamos a tirar una vuelta cada uno.  Habíamos ido a correr para hacer una buena marca y si nadie tiraba o no podían hacerlo más rápido, yo lo iba a hacer. Estaba corriendo para mí, no me interesaba si después no podía aguantar el ritmo o se me iban yendo las vueltas. 
Seguimos vuelta tras vuelta corriendo solos en punta con mi hermano. El pelotón con los otros cinco venía algunos metros detrás. Yo estaba corriendo sin reloj, de modo que solo podía ver el tiempo total en los dos relojes que había en la pista, uno en la llegada y el otro en la curva de los 200 metros.

Veía el tiempo mientras sacaba cuentas, pero me perdía con los números ya que no podía distraerme demasiado pensando en eso, sólo prestaba atención a cuando se daba el parcial cada mil metros para ver qué margen tenía para debajo de treinta minutos.
Al iniciar la tercera, y luego de hacer la primera curva, le dije que se abra, me quedé yo primero, él detrás de mí, y así comenzamos a tirar una vuelta cada uno.  Habíamos ido a correr para hacer una buena marca y si nadie tiraba o no podían hacerlo más rápido, yo lo iba a hacer. Estaba corriendo para mí, no me interesaba si después no podía aguantar el ritmo o se me iban yendo las vueltas.
Seguimos vuelta tras vuelta corriendo solos en punta con mi hermano. El pelotón con los otros cinco venía algunos metros detrás. Yo estaba corriendo sin reloj, de modo que solo podía ver el tiempo total en los dos relojes que había en la pista, uno en la llegada y el otro en la curva de los 200 metros.
Les decía antes que tengo muchos conocidos en Argentina, y algo que hay que destacar es que todos ellos daban aliento, no sólo a sus compatriotas, sino también a nosotros. Cuando lo lógico sería que nadie hinche por ti en otro país, el grito de "¡Vamos uruguayos!" lo podía sentir en varias partes de la pista, y lejos de que sean cálidos y simpaticemos con ellos, creo que de algún modo esa acción de parte de ellos se explicaba por el espectáculo que estaba aconteciendo: había dos tipos corriendo solos, hermanos mellizos, tirando una vuelta cada uno separados del pelotón y corriendo para un ritmo debajo de treinta minutos. ¡Que levante la mano el que vio correr a alguien por debajo de treinta minutos!. El estadio estaba viendo un gran espectáculo y de concretarse seria una carrera única en ese estadio, por el final que tuvo y por cómo se dio la carrera. 
.
Iban pasando la vueltas y tenía a Florencia Borelli alentándonos en la recta principal. En la curva luego de pasar la llegada, pude escuchar a Jorge Basarico. También había más gente que no sé quiénes eran, no pude distinguirlos a lo lejos, pero también nos alentaban. En la mitad de esa curva estaba nuestro amigo Jairo que dejó los pulmones gritándonos, tambien a Mariela Ortiz por ahi tambien la habia visto.
La pista estaba quedando oscura,  la veía oscura. El lugar donde estaban los relojes brillaba y era el punto donde había más luz. No recuerdo ni qué pensaba, y de hecho no sé ni qué se piensa en una carrera, y tengo más de diez años corriendo. Todas son diferentes. 
Recuerdo que antes de pasar los cuatro mil metros le digo a mi hermano, "hay que correr hasta el cinco, después hay que aguantar" , y parte de lo que pensas es en no quedarte, en aguantar el dolor, si lo hay!. En esta carrera no sentí dolor, nunca fui muriéndome como en otras, mis piernas iban increíbles, y el hecho de no sentir dolor no es porque fuera cómodo; cuando estás en buena forma la carrera es así, se hace más fácil que de costumbre, y solo te librás del dolor muscular, pero debes poner tu energía en mantener el ritmo, que inconscientemente está cayendo vuelta tras vuelta y no porque te estés muriendo, sino porque las fracciones de segundos empiezan a sumar y al final el parcial se dispara.
Antes de entrar en calor para la carrera me dolía todo, muchas veces es de los nervios,  aunque digamos o pensemos no estarlo el cuerpo se "ataja" para lo que viene, sentía duras las piernas, y recuerdo que los posteriores me molestaron los tres días anteriores. Cuando estuve con mi masajista el día jueves fue una de la cosas en las que le hice hincapié que debía arreglarme, hizo lo mejor que pudo y ese mismo día los sentí mucho mejor, pero el viaje y un poco de la caminata que hicimos con los bolsos el viernes me dejo las piernas muy rotas, o por lo menos así lo sentía. Recuerdo estar acostado mirando televisión mientras me masajeaba un poco y me dolía tremendamente. Además de sentirlos contracturados también veía las piernas hinchadas, y tenía miedo de que me fallen en esta carrera que era muy importante, era de esas carreras que si o si no te puede ir mal, y a veces no depende de cuánto empeño le pongas, porque cuando tienes un mal día, tienes un mal día.
De nuevo en la carrera, las vueltas pasaban, no podía controlar el tiempo ya que no tenia reloj, solo veía el tiempo total en los relojes que había mencionado, y sacaba cuentas del margen que nos quedaba, aunque ya sobre el final de la carrera no sabía ni que números veía y en un rato les diré por qué.
Si me pongo a pensar en toda la carrera, sólo recuerdo de a momentos... Algunos  de cuando cambiábamos de posición, el de adelante se abría para que el otro pase y así comenzara a tirar. También recuerdo la pista más oscura de lo que realmente estaba, lo pude comprobar con una filmación que luego vi de la carrera.
Las vueltas seguían y ya no sabía que decía el reloj. 
Cuando faltaban  seiscientos metros siento los pasos de alguien, miro hacia la derecha y era Federico Bruno que me pasaba. Lo peor estaba sucediendo, no entendía nada. También Luis Molina estaba ahí y me pasa en la curva.
Ya entrando a la recta principal y por pasar a la última vuelta, me encontraba en cuarto lugar, y pensaba - ¡esto no me puede estar sucediendo! -, trataba de seguirlo y era como si no pudiera ir más rápido. Parecía un sueño, y los corredores deben haber tenido varios, sobre todo antes de la carrera. Sueñan que están corriendo y se les escapan los adversarios y no pueden correr, tratan de todas las formas correr tras de ellos y no pueden moverse, es como en cámara lenta. Todo es gris y oscuro... así lo sentía yo, y no lo sentiría sólo en esa parte de la carrera, sino que me volvería a pasar nuevamente en la última vuelta.
Última vuelta, suena la campana. La gente que estaba observándola se imaginaba una carrera donde quizás, si Andrés Zamora no hubiese levantado el ritmo, nunca nos habrían agarrado.

La última vuelta se transformó en la más rápida que hice en cualquier carrera de pista.
Me encontraba cuarto y tomaba la curva que estaba oscura, los seguía de atrás pero habían levantado aun más el ritmo, sólo podía ver como se me iban y no podía perseguirlos, y peor aún, sentía pasos detrás de mí y no me animaba a mirar a cuánto venían. 
Estaba entrando a la recta opuesta, faltaban menos de trescientos metros, ahora doscientos cincuenta, y miro hacia la derecha y me pasa Andrés Zamora, me pasa de una forma que me deja parado y todo intento que hice fue en vano. Sin duda trate de aumentar la velocidad pero se me iba, y se me seguía yendo... Ahí ya no pensaba, me había quedado sin respuesta. Detrás venía alguien más, era Mariano Mastromarino, ésta vez no iba a dejar que me pasen. Llegando ya en frente al reloj de la curva de los doscientos, veo un 29:16, 29:17 que brillaba, todo iba en cámara lenta... Tenía mil cosas en la cabeza, ya no veía a los de adelante, y pienso, - con treinta y tres segundos me da por debajo de 29:40 - , ahí se puede ver el grado de fatiga que tenía que ni sumar podía ya. 
Sentir que podía correr por debajo de esa marca me dio fuerzas y todo pasó de estar en cámara lenta a estar en una velocidad más rápida. Es cuando comienzo a correr los últimos doscientos metros. La curva estaba muy oscura, y en la mitad de ella paso a Andrés Zamora, que al igual que lo había hecho cien metros atrás conmigo, lo dejé parado. Y seguí corriendo, creo que quería alcanzar a mi hermano y decirle, "corré que nos da".
Luego de entrar a la última recta  paso a Luis Molina y voy a buscar a mi hermano, pero no me dio la distancia, se me había terminado la carrera. 
Miro el reloj de llegada, decía 29:46. Ahí comprendí todo, había "enloquecido" y  no había sumado bien. Pensé de repente que estuvimos tan cerca de la marca. Sentía una pena inmensa porque lo habíamos hablado antes con mi hermano, él creía que estaba difícil hacerla, pero yo sentía que era posible, sentía que tenía que hacerla, era mi oportunidad de poder estar nuevamente en un campeonato internacional  de pista.
Trotamos una vuelta a la calma y así como corrí la carrera y todo transpirado, me despedí de mis conocidos y juntamos todo para irnos. En veinte minutos salía nuestro bus hacia Buenos Aires. Tenía botellas en mi mano, ropa suelta, dos pares de championes y la mochila, tiramos todo en un taxi y nos fuimos a la terminal. Andrés Zamora se nos había sumado y no tenia pasaje, le dijimos anda volando a sacarlo, pudo conseguir uno. Me terminé de vestir casi subiendo al bus.
Comenzó el viaje, hablamos un poco y se apagaron las luces. Miraba por la ventana, todo estaba oscuro y descampado, no podía dejar de pensar en la carrera, pensaba miles de cosas, entre ellas la posibilidad de volver a correr 10.000 metros, volver a intentarlo, pero lo veía lejano, sabía lo que me había demandado ésta carrera,  la "deuda de oxígeno" y "muscular" que aun debía pagar. 
Atrás quedaba el 30:36 con el que en 2008 hice la marca para el sudamericano Sub 23, y también ya era historia el 14:32 que hacía un mes había bajado
Me encontraba en la cúspide de mi carrera deportiva, y debía pensar qué movimientos hacer para tratar de estar en el Iberoamericano. Veremos que sucede...
Atrás quedaba el 30:36 con el que en 2008 hice la marca para el sudamericano Sub 23, y también ya era historia el 14:32 que hacía un mes había bajado.
Me encontraba en la cúspide de mi carrera deportiva, y debía pensar qué movimientos hacer para tratar de estar en el Iberoamericano. Veremos que sucede...