SUDAMERICANO DE CROSS CONTRY
Salimos de Montevideo a las 08:30 aproximadamente,
con el bus casi repleto comenzamos con el largo trayecto, que me era hasta la
mitad más o menos conocido, ya que el año anterior el campeonato fue en Concordia y justamente pasamos por
ahí, fue tan parecida la primer parte que hasta demoramos casi lo mismo para
cruzar la aduana, unas dos horas, que por supuesto se iban sumando al tiempo
final que demoramos en llegar. Luego de cruzar ya eran como las cuatro de la
tarde, se había establecido que para que el viaje sea menos duro a nivel
muscular, en parte del trayecto pararíamos para poder correr un poco y renovar
la sangre de las piernas que son las que más sufren. Lo hicimos en Concordia, Andrés
Zamora que había estado hace poco más de un mes, recordó que había un parque
donde podríamos correr y que también había lugar para ducharse, que era bueno
por como venía la mano con el calor. Yendo al lugar como no podía ser de otra
manera nos perdimos pero dimos rápidamente con el lugar, llegados y
desembarcados se dividieron los grupos que iban a correr y salimos. El parque
era un lugar fantástico, con caminos de tierra y piedra, unas buenas cuestas y
un excelente paisaje, lo que no estuvo tan bueno fue la sensación que sentí al
correr, nunca me dolieron tanto las piernas, y creo que unos cuantos lo
sintieron. Terminado eso fuimos a los vestuarios y nos bañamos uno veinte varones en un lugar muy
pequeño, con el piso todo mojado y con solo dos duchas, pero los hombres son
hombres, y nos desenvolvemos en cualquier lugar. Seguimos el viaje, se empezó a hacer de
noche, los juveniles y los menores comenzaron a hacer juegos con cartas y
nosotros, cinco de los seis mayores más Martin Mañana que estábamos atrás
conversábamos de cualquier bobada, como todo hombre.
Llego la hora de repartir la cena, que eran unas
bandejas con pascualina y torta de fiambre, fue algo temprano pero había hambre
en el equipo. Luego de eso siguieron jugando un poco más hasta que empezamos a
prepararnos para dormir, cosa que no quería, por un lado porque es realmente incómodo
para las personas largas como nosotros encontrar una comodidad en esos
asientos, más allá de que era un buen bus, llegaríamos a las 08:00 de la mañana
y eran las 22:00 recién, era obvio que me iba a despertar varias veces
adolorido en la noche y sucedió.
Me desperté a la medianoche, mire hacia el costado
y todos dormían, me acomodé los auriculares
y seguí durmiendo, ya empezaba a sentir un poco de calor. Pasaron dos
horas y estaba transpirando, mucho, mire
por la ventana y no había campo, estábamos en una ciudad, hacía mucho
calor dentro del ómnibus, o por lo menos en la parte de atrás, el aire estaba
muy espeso. Se habían despertado también los demás mayores, nos pasamos la botella
de agua y nos desvelamos un poco hablando, hasta que nos volvimos a dormir.
Cuando volví a despertarme estábamos como saliendo de un pueblo, eran casi las
siete de la mañana, hasta que llegamos a la frontera con Paraguay. Muertos de
hambre comimos las reservas que tenían Andrés Zamora y Santiago Godoy, que
rápidamente se acabaron. Estuvimos más de una hora
esperando los trámites en la aduana, hasta que volvió a arrancar el bus.
Ya estábamos en Paraguay, se veía campo al principio, era muy espesa la
vegetación y repetíamos palabras como “selva, selva” o “buena selva” entre otras pavadas. De un momento a otro
dejamos de ver campo y luego de cruzar un puente por encima de un rio que supongo
seria el Paraná y si no era me da lo mismo, es el único rio que conozco en Paraguay,
empezó a aparecer la ciudad. Estuvimos
como veinte minutos hasta que tomamos un camino, se detuvo el ómnibus, fue para
preguntar cómo llegar al complejo del Comité Olímpico Paraguayo donde nos
alojaríamos, el ómnibus volvió hacia atrás, se había equivocado, luego de
cruzar una avenida transitada paso una camioneta de la policía, a quienes le
preguntaron y nos guiaron, era por un camino de tierra en el que iban a
construir una nueva calle, además era en subida y ya estábamos diciendo bobadas
como que “ahora se da vuelta el bus” o “
nos están llevando para cualquier lado” ya que no se veía nada, pero era muy
cerca de donde estábamos al inicio y llegamos enseguida.
El lugar era un predio inmenso, donde había un
complejo de edificaciones donde estaban repartidas las diferentes habitaciones,
también tenían una sala de conferencias y un comedor bastante grande. Me llamó
la atención que si bien funcionaba la parte central que ya nombré, el lugar
estaba muy abandonado, lo habían dejado estar, parecía como la escena de una
película de terror donde se ve claramente que en su tiempo fue una gran
estructura, las calles que estaban asfaltadas estaban agrietadas y con pasto en
las rajaduras. Los pastos estaban muy altos y recuerdo pasar corriendo por la
cancha de futbol que en la tribuna le faltaban butacas, parte de ella que era de
cemento estaba desbarrancada, en la parte de atrás en donde daban los
vestuarios estaban los vidrios rotos y algunas puertas también. Había también
una cancha de beach soccer que aparentemente si la estaban usando y una de
rugby, daba la sensación de que estaba
tratando de recuperar ese complejo, al lado estaban construyendo una cancha de
hockey sobre césped que estaba quedando excelente, también estaba la asociación
de golf de Paraguay en la que estaban construyendo también. Desde
adentro se apreciaba que era una edificación con algunos años, pero no estaba
mal, calculo que dentro de las posibilidades del deporte no podían por ahora
darle una lavada de cara. Pero no
dejemos que esas apariencias nos engañen, por dentro no era un hotel 5
estrellas, pero debo resaltar que las habitaciones tenían en su mayoría aire acondicionado,
las camas eran inmensas y teníamos agua para beber todo el día a cualquier hora
y bien fría. Todas las delegaciones menos la paraguaya estaban alojadas ahí, no
hubo ningún problema con ninguno y reinó un entorno amistoso antes, durante y
después de la competencia.
Luego de ubicarnos, y descansar en las habitaciones
designadas, nos dirigimos a reconocer el circuito, era en el jardín botánico de
Paraguay. El circuito era de 2.000m, normal, sin grandes complicaciones, alguna
subida, bajadas, partes donde había más pasto, más arena, tierra etc. Lo corrimos
todos juntos, los 36 atletas, los entrenadores y el guía que nos lo enseñó. Ya
conocíamos el circuito, ahora solo restaba descansar para llegar lo mejor
posible.
Al día siguiente, el desayuno a las 07:30, yo como
muchos me levanté media hora antes para
entrenar, ya que después nos íbamos a un shopping a hacer compras. Volvimos
temprano de allí porque el delegado y los entrenadores debían asistir a la
charla técnica del campeonato. Allí hablarían de todo lo respectivo al
campeonato, que luego nos trasmitirían. Debo reconocer que nuestro equipo
técnico trabajó de forma muy profesional, asistiendo, aconsejando y sacando
dudas de todos los que las tuvieran. Trataban de darles confianza a los más
chicos, menores y juveniles que para algunos era su primera vez en una
selección nacional, y aún más, su primera salida fuera del país. Creo que lo
necesitaban para sacarse un poco de presión que no tenían, si teníamos los
mayores, teníamos una selección con nombres que debíamos hacer respetar.
Hablando un poco de mí, yo solo quería recuperar mis piernas, las
sentía muy raras, estaban aún hinchadas y cansadas, venia de tres semanas
duras, de ir y venir, de hacer cosas constantemente y poco descanso. Las sentía
pesadas, inclusive cuando reconocimos el circuito de la carrera me costó mucho
correr, pero confiaba en que si descansaba bien lo que me quedaba de tiempo
podría hacer una buena carrera. Fueron unas 36 horas de descanso, un poco de
masaje que me hizo Martin Mañana para tratar de sacarme la contractura que aún tenía
de la semana pasada, y mucho hielo. El día de la carrera amenazaba con
temperaturas que podrían superar los 40° , por eso tome tanta agua como nunca
lo había hecho, recuerdo salir el día anterior de la carrera del comedor y era
tanto el calor, que sentías que te abrazaba y no te dejaba hasta que volvías a
un lugar con aire acondicionado. Sumando también la humedad que era bastante y que mi carrera sería a las 07:30 de la mañana, nunca corremos a
esa hora en Uruguay, pero apostaba por recuperarme y sentirme bien.
A las 05:00 sonó el despertador, era de noche,
había que levantarse desayunar y partir
al jardín botánico. Luego de que llegamos pasaron algunos minutos antes de
comenzar la entrada en calor, ya veía y sentía mis piernas un poco mejor.
Entramos en calor todo el equipo, iba todo bien hasta ese momento, no fuimos al
lugar de largada, nos juntamos, nos dimos fuerza y nos deseamos suerte.
Recuerdo mi primera selección nacional, también fue
en un Sudamericano de Cross Country, yo era juvenil, y los menores y juveniles
veíamos a los mayores como a lo que aspirar, la meca, como los que realmente
defenderían al país, los más fuertes. Era como ser pequeño y mirar hacia arriba
y verlos ahí, y creo que era porque ellos tenían años entrenando y su nivel era
para nosotros muy bueno, lejos de si después ganaron o no, así lo sentía yo.
Casualmente Pablo Gardiol y Andrés Zamora formaban esa selección de mayores, quienes
eran mis compañeros de equipo ahora.
Había cuatro equipos completos, Brasil, Paraguay, Perú
y nosotros. El año anterior habíamos quedado segundos por equipos, con un
campeonato con menos nivel y con nuestra selección con altibajos de
rendimiento, en el cual me incluyo, ya que esa vez corrí muy mal.
Este año teníamos a seis hombres corriendo en 30m,
era algo soñado, éramos un equipo fuerte para la región y muy parejo.
Si hay algo que definió
en parte el resultado final, fue el trabajo en equipo. Nadie buscaba lucirse,
¿porque? Un Cross Country no es una carrera de calle o de pista, si las haces
las pagas, y muy caro. Largamos 24 competidores, los brasileros tomaron la
punta rápidamente, como contaba, y a diferencia de las otras carreras, el ritmo
debe ser controlado, por uno mismo, el sentido de sensación debe estar al
máximo, porque no hay parámetros de cuál es el ritmo correcto, por eso la
primera vuelta fue un poco rápida, amontonada y tratando de pasar gente. También
debíamos prestar atención a los obstáculos del circuito, tipo de terreno y
algún que otro tronco y raices que había que saltar por todo el camino. Tratamos de ir juntos
lo más que pudimos, porque eso define como termina ubicado el país al final de
la competencia, pasar competidores y no dejar que te pasen, acá no hay cronos,
no hay tiempos, es posicional al cien por ciento. De tal forma que Martin
mañana tenía una planilla hecha a mano donde anotaba las posiciones de todos
los competidores cada vuelta para controlar como veníamos por equipos. Algo muy
gracioso fue que en la tercera o cuarta vuelta escuché que nos dijo vamos
primeros, cosa que dudé, al igual que todos, ya que estábamos algunos puestos más
atrás de las primeras tres posiciones, pero al final veníamos segundos, el
problema fue que no vio a un brasilero pasar y eso hizo la confusión. Íbamos segundos
peleando mano a mano con Perú, eran los
que teníamos en el medio de nosotros, y pasarlos o que te pasarán podía
significar mucho. En la segunda vuelta nuestro equipo quedó dividido en dos pelotones, tres uruguayos más algún
otro extranjero en cada uno, y de ahí a remarla las cinco vueltas que quedaban. Mi
primera vuelta marco 6’16’’, la segunda 6’38’’, y me dije, como viene la mano
voy a terminar corriendo en 7’00 la vuelta. A partir de que comencé la tercera, ya las piernas empezaban a pesar, y al finalizar marcó 6’35’’, era bueno pero
costaba cada vez más levantar las piernas, la respiración era corta y rápida, y
se sentía como que venía arrastrándome. Hay algo que he confirmado y es que en
el Cross Country no puedes correr más rápido de lo que vienes, a no ser que te
juegues al último tramo de una vuelta, llegas con el combustible justo para
terminar, no puedes pasar el cambio y vienes a una velocidad que lo único que
determina si corres bien o mal es aguantar el ritmo, o sea, intentar correr más
rápido es un suicidio, por eso solo debemos tratar de que no caiga el ritmo. Si
hay algo que demostró que todo el equipo corrió parejo fue que después de la
segunda vuelta donde quedamos acomodados prácticamente como terminamos, fue que
hasta casi terminar la carrera todos íbamos a la misma distancia, o sea, cuando
nos ubicamos, Santiago Casco y Martin Cuestas iban a unos cuarenta o cincuenta
metros delante de mí, Andrés y Santiago Godoy,
más atrás venia Pablo, que le llevábamos más o menos la misma distancia,
es decir los seis veníamos en una distancia de poco más de cien metros, que no
se prolongaba, eso significaba que veníamos al mismo ritmo, independientemente
de que fuéramos separados. Mi cuarta
vuelta fue 6’36, y terminé con un 6’40’’, fue una muerte controlada. Fueron
39’minutos de sufrimiento que valieron la pena, habíamos robado a Perú como también
Brasil lo hizo con nosotros, repetíamos la plata por equipos del año anterior y
nos hicimos respetar. Descansamos un
poco y tomamos mucha agua luego de llegar , pero no había terminado ahí,
ahora debíamos alentar a las categorías que seguían al igual que ellos lo
hicieron con nosotros, corrimos de un lado para otro por los puntos donde los
veíamos pasar para darle nuestro aliento. Pasaron algunas carreras más hasta
que el crédito nacional Aldana Sabatel largaría en la categoría juveniles, ella
que el año anterior ya había sido medalla buscaba defender su título. Aldana es una chica que corre con su talento
pero a la vez corre a “huevo”, no era fácil estar en sus botas, tener
condiciones y ser favorito nunca lo es! Y siempre termina consiguiendo los resultados,
además se le suma que es una chica súper tranquila y muy humilde. Los
entrenadores sabemos que muchas veces sacar medallas en categorías como menores
o juveniles solo significa que ese atleta tiene talento y que viene trabajando
bien, y que cuando cambie a categoría mayor si se verá el buen trabajo
realizado o no cuando compita. Ella es una persona que se ve que no está
apurada por los resultados, y es lo correcto, la queremos y la necesitamos como
mayor. Cerraron el campeonato las mujeres menores, luego se entregaron las
medallas individuales, donde recibió la suya Aldana, cuando culminó eso y después de
sentirnos realizados como equipo nos fuimos al complejo, a ducharnos y
almorzar, más tarde saldríamos de nuevo a hacer compras para luego volver,
aprontar las maletas, ir a la entrega de premios por equipos y la cena final.
La entrega de premios
fue en la sala de conferencias, habían armado mesas donde luego cenaríamos. Los
primeros en subir fuimos los mayores, luego fueron desfilando las demás
categorías, y desde que comenzó la premiación hasta que nos fuimos, solo se
escuchaba el grito de Uruguay, Uruguay por parte de todos los integrantes de
nuestra delegación. Como mayor fue increíble ver cómo los más chicos defendían
a la selección, no dejando nunca que ninguna otra aliente más que ellos,
estaban orgullosos de ser parte de ella y la defendían a muerte, me decía a mí
mismo, esto es increíble!
Luego de entregar los premios hubo una muestra
de danza típica y le siguió un grupo de baile que si mal no recuerdo se llamaba
Zumba, Zamba o Samba, algo así, que bailaron unos reggaetones y demás, luego de
la primera canción, y después de ver a muchos bailar en sus lugares de la mesa
los invitaron a subir al escenario, que
por supuesto se llenó, en su mayoría por los uruguayos que nada tenían de vergüenza
ni timidez. Terminada la presentación del grupo empezó la cena y luego pusieron
música, bailaban juntos todos los países, fue algo muy lindo de ver.
Llego la hora de irse,
juntamos todo y como dijo palomo, yo de aquí me las tomo! Nos despedimos de varios
atletas que conocimos y de las personas que trabajaron en el complejo, subimos
al ómnibus y empezamos el viaje a casa. Hasta que pasamos la aduana en Paraguay
para entrar a Argentina los chicos escuchaban música, bailaban y jugaban dentro
del bus, luego nos aprontamos para dormir y así lo hicimos. Llego el momento de
pasar la aduana para entrar a Uruguay, fue más rápido esta vez el trámite,
cruzamos el puente y ya estábamos prácticamente en casa, los bailes, la música
y el juego seguían al igual que las diferentes conversaciones. Tramo final,
algunos se bajaron en el camino, y los que quedamos lo hicimos en el destino, nos
saludamos y cada uno a su casa. Yo al igual que los demás mayores tuvimos la
oportunidad de conocer a los menores y juveniles que no conocíamos y que ellos
nos conozcan como personas y no como la figura atlética que representábamos, el
viaje fue todo positivo, y es lo lindo que te deja este deporte.