RUN
LIKE HELL
Lo más
difícil del alto rendimiento no es llegar sino mantenerse, es caminar por un
hilo delgado haciendo equilibrio, donde si nos caemos debemos volver a empezar
el recorrido.
Luego de terminar de correr
los 5.000 metros del Grand Prix "Darwin Piñeyrúa", me encontré en el
vestuario con Luis Molina (argentino) y me mencionó la copa argentina de 10.000 metros, donde se juntarían para buscar
marca, Federico Bruno - actual campeón de los 1.500
en los Juegos Odesur -, Mariano Mastromarino - bronce también en los Odesur en los 3.000
metros con obstáculos -, Matías Schiel - que estaba volviendo de la inactividad y estaba
levantando su rendimiento ; también estaría Andrés
Zamora, con el que veníamos corriendo una
seguidilla de carreras en forma muy pareja.
Tomada la decisión de asistir
al torneo, que era tres semanas después del
Grand Prix, debíamos
modificar la planificación de manera que nos dejara preparados para una prueba
muy dura como son los 10.000 metros.
VIERNES: Salimos de
Montevideo, mi hermano, nuestro amigo Jairo y yo.
Llegamos a Buenos Aires sin complicaciones,
almorzamos, pasamos por la tienda de New Balance a comprar algunas cosas, tomamos algo de merienda y nos fuimos a Retiro a tomar el bus hacia Rosario.
Con el tránsito denso el bus demoró un poco más de lo normal,
pero ya teníamos el hotel reservado, así que sólo
faltaba instalarnos, dejar los bolsos, salir a cenar para luego dormir
tranquilos.
SABADO: Dormimos bien toda la noche, nos levantamos a desayunar y volvimos a la
cama. Nos entretuvo un buen rato la Tele
y un juego de competencias de motos en
el celular.
Habíamos acordado salir a trotar cerca del mediodía
así luego almorzábamos y nos acostábamos a dormir una siesta. A eso de las
13:00 horas salimos hacia la zona del estadio
Jorge Newbery donde competiríamos para mostrárselo a
Jairo que no lo conocía.
Con el trote de ese día
esperaba que se me fuera un poco el dolor y la hinchazón que tenía en las
piernas producto del viaje y las vueltas que
habíamos dado. Llegamos a la pista, estaban en
un torneo, fuimos hasta una de las canchas que están en el fondo, trotamos una vuelta y encaramos
rumbo al hotel.
Yo seguía con las piernas ''raras'' de modo que
comencé a correr más fuerte a manera de estirar la zancada, o sea, utilizar el largo total para ver alguna sensación
extraña que pudiera tener. Luego de esos metros corriendo más rápido, seguimos trotando suave, y unos metros antes de llegar
hicimos unos progresivos. Seguía sin novedad de cómo estaban mis piernas. Subimos al cuarto, estiramos,
un baño y a almorzar.
Al regreso nos acostamos a mirar
televisión, lo hicimos durante una hora y luego nos dormimos una siesta de dos
horas aproximadamente.
Ya despierto revisé mi facebook y tenía un mensaje de
Matias Schiel que me preguntaba si ya estábamos en Rosario, le dije que sí y
entonces acordamos salir a cenar juntos. Nos pasó a buscar en auto y salimos
rumbo al centro, buscamos en un par de sitios y nada nos convencía, hasta que
nos decidimos por un tenedor libre, una buena
opción para comer lo que quisiéramos... Ya estábamos aburridos
de pizza, lo veníamos haciendo desde el viernes, pero a mí no me molestaba, sólo quería cambiar por pasta, una ensalada y un poco
de carne.
Luego de la cena dimos unas
vueltas por la ciudad y volvimos al hotel, miramos otro poco de televisión y
nos dormimos.
DOMINGO: Nos despertamos,
prendimos la tele, jugamos un poco con el celular
(era una competencia entre los tres en un juego de motocross) y bajamos a
desayunar.
Subimos, ordenamos todo el
desastre que teníamos en el cuarto y nos
acostamos otro rato (había que ahorrar energía)
Almorzamos en un sitio a dos cuadras del hotel, tallarines con salsa y queso y una Pepsi
fue el menú.
Al terminar, volvimos para descansar
nuevamente hasta que sea la hora de irnos.
El día estaba nublado y no había casi viento. El sábado nos había dejado preocupados fundamentalmente porque
sí hubo viento. Haber venido para tratar de hacer una marca y que te
toque un día con viento es tener bastante mala suerte, pero todo estaba
ayudando y el clima se estaba poniendo ideal para correr.
Eran las 15:00 hs y ya salíamos,
juntamos todo y partimos hacia la pista. Enseguida
nos juntamos con los argentinos, fuimos a buscar el número
de la carrera y nos sentamos en las gradas a hablar y ver las distintas series
que había antes de nuestra carrera que era la última.
Algo que debo resaltar: cómo sin hablarnos casi nunca, por más que somos amigos
en facebook y las competencias que nos vemos son pocas,
podemos tener una amistad deportiva con atletas de otros países, en este caso con
los argentinos. A casi todos los conozco de
años, pero es como si nos viéramos siempre.
Llegamos a la pista y ya me cruce con uno, después vino otro y así
seguimos... Nos
juntamos toda la elite de los corredores de fondo, tres
uruguayos y cuatro argentinos, como si nos
viéramos todos los días, charlando de entrenamiento,
viendo las carreras que antecedían a la nuestra, entrada en calor juntos,
chistes que hacemos mientras corremos... No
siempre se dan esas cosas sabiendo que somos rivales directos.
ALEA JACTA EST: La suerte está echada.
Momento de entrar en calor. Comenzamos a hacer la movilidad cuando alguien nos
avisa que nuestra serie no sería la siguiente sino que habría una antes por la
cantidad de gente que había en la categoría mayores. Fuimos
todos a averiguar y nos confirmaron que debíamos esperar otros cuarenta minutos
aproximadamente.
Ahora sí, nos preparamos nuevamente
para entrar en calor. Como les conté antes, éramos los tres uruguayos y los cuatro
argentinos. Corrimos por fuera del estadio,
alrededor del hipódromo y un parque inmenso donde mucha gente estaba jugando al
fútbol.
Iban dieciocho minutos y ya
casi estábamos prontos. Volvimos a entrar al
estadio, estiramos, hicimos los ejercicios de técnica
y nos cambiamos para entrar a la pista.
Ya adentro, comenzamos a hacer
progresivos hasta el momento en que empezaron a llamarnos para la presentación:
todos en fila mirado hacia la tribuna esperando
que nos nombren para saludar.
Lo hicimos y retomamos con
un par de progresivos más hasta que llegó la hora de
largar.
Nos acercamos a la línea, cuando nos dieron la
voz de a sus marcas, me ubiqué en el andarivel 5 o 6. Siempre
lo hago así, para salir rápido por fuera y poder ubicarme rápidamente delante.
Muchas veces sucede que corredores que tienen un
tiempo mayor al tuyo salen en punta y no te dejan pasar, y complican la salida.
En charlas de facebook
habíamos acordado tirar entre todos los que corriéramos en punta para poder
hacer una buena marca. Luis Molina dijo "tiro
el primero!" y de hecho cuando sonó el
disparo de largada se puso en primera posición. En
el paso de los primeros doscientos metros, donde
generalmente controlamos el ritmo, marcó unos treinta y cinco segundos, pero cuando llegamos a los cuatrocientos la
vuelta marcó 1'12''. Inmediatamente mi hermano
se puso primero al tomar la curva. Cuando vi el
1'12'' en el reloj salí detrás de él, y la
segunda vuelta fue a 1'10''.
Al iniciar la tercera,
y luego de hacer la primera curva, le dije que se abra,
me quedé yo primero,
él detrás de mí,
y así comenzamos a tirar una vuelta cada uno.
Habíamos ido a correr para hacer una
buena marca y si nadie tiraba o no podían hacerlo más
rápido, yo lo iba a hacer. Estaba corriendo para mí, no me interesaba si después
no podía aguantar el ritmo o se me iban yendo las vueltas.
Seguimos vuelta tras vuelta corriendo solos en
punta con mi hermano. El pelotón con los otros
cinco venía algunos metros detrás. Yo estaba corriendo sin reloj, de modo que solo podía
ver el tiempo total en los dos relojes que había en la pista, uno en la llegada
y el otro en la curva de los 200 metros.
Veía el tiempo mientras sacaba cuentas, pero me perdía con los números ya que no podía
distraerme demasiado pensando en eso, sólo prestaba atención a cuando se daba el parcial cada
mil metros para ver qué margen tenía para debajo de treinta minutos.
Al iniciar la tercera,
y luego de hacer la primera curva, le dije que se abra,
me quedé yo primero,
él detrás de mí,
y así comenzamos a tirar una vuelta cada uno.
Habíamos ido a correr para hacer una
buena marca y si nadie tiraba o no podían hacerlo más
rápido, yo lo iba a hacer. Estaba corriendo para mí, no me interesaba si después
no podía aguantar el ritmo o se me iban yendo las vueltas.
Seguimos vuelta tras vuelta corriendo solos en
punta con mi hermano. El pelotón con los otros
cinco venía algunos metros detrás. Yo estaba corriendo sin reloj, de modo que solo podía
ver el tiempo total en los dos relojes que había en la pista, uno en la llegada
y el otro en la curva de los 200 metros.
Les decía antes que tengo
muchos conocidos en Argentina, y algo que hay
que destacar es que todos ellos daban aliento, no sólo
a sus compatriotas, sino también a nosotros. Cuando
lo lógico sería que nadie hinche por ti en otro
país, el grito de "¡Vamos uruguayos!" lo podía sentir en varias partes de la pista,
y lejos de que sean cálidos y simpaticemos con ellos, creo que de algún modo esa acción de parte de ellos se explicaba por el espectáculo que estaba
aconteciendo: había dos tipos corriendo solos,
hermanos mellizos, tirando una vuelta cada uno separados del pelotón y
corriendo para un ritmo debajo de treinta minutos. ¡Que
levante la mano el que vio correr a alguien por debajo de treinta minutos!. El estadio estaba viendo un gran espectáculo y de
concretarse seria una carrera única en ese estadio, por el final que tuvo y por
cómo se dio la carrera.
Iban pasando la vueltas y tenía a Florencia
Borelli alentándonos en la recta principal. En
la curva luego de pasar la llegada, pude escuchar a Jorge Basarico. También había más gente que no sé quiénes eran, no pude
distinguirlos a lo lejos, pero también nos
alentaban. En la mitad de esa curva estaba
nuestro amigo Jairo que dejó los pulmones
gritándonos, tambien a Mariela Ortiz por ahi tambien la habia visto.
La pista estaba quedando
oscura, la veía oscura. El lugar donde estaban los relojes brillaba y era el
punto donde había más luz. No recuerdo ni qué pensaba, y de hecho no sé ni qué se piensa en una carrera, y tengo más de diez años
corriendo. Todas son diferentes.
Recuerdo que antes de pasar los cuatro mil
metros le digo a mi hermano, "hay que
correr hasta el cinco, después hay que aguantar"
, y parte de lo que pensas es en no quedarte, en aguantar el dolor, si lo hay!.
En esta carrera no sentí dolor, nunca fui
muriéndome como en otras, mis piernas iban increíbles, y el hecho de no sentir
dolor no es porque fuera cómodo; cuando estás en buena forma la carrera es así, se
hace más fácil que de costumbre, y solo te librás del dolor muscular,
pero debes poner tu energía en mantener el ritmo, que inconscientemente está
cayendo vuelta tras vuelta y no porque te estés
muriendo, sino porque las fracciones de segundos
empiezan a sumar y al final el parcial se dispara.
Antes de entrar en calor para
la carrera me dolía todo, muchas veces es de los nervios, aunque digamos o pensemos no estarlo el
cuerpo se "ataja" para lo que viene, sentía duras las piernas, y recuerdo
que los posteriores me molestaron los tres días anteriores. Cuando estuve con mi masajista el día jueves fue una
de la cosas en las que le hice hincapié que debía arreglarme, hizo lo mejor que
pudo y ese mismo día los sentí mucho mejor, pero el viaje y un poco de la
caminata que hicimos con los bolsos el viernes me dejo las piernas muy rotas, o
por lo menos así lo sentía. Recuerdo estar
acostado mirando televisión mientras me masajeaba
un poco y me dolía tremendamente. Además de
sentirlos contracturados también veía las piernas hinchadas, y tenía miedo de
que me fallen en esta carrera que era muy importante, era de esas carreras que
si o si no te puede ir mal, y a veces no depende de cuánto empeño le pongas,
porque cuando tienes un mal día, tienes un mal día.
De nuevo en la carrera, las vueltas pasaban, no podía
controlar el tiempo ya que no tenia reloj, solo veía el tiempo total en los
relojes que había mencionado, y sacaba cuentas
del margen que nos quedaba, aunque ya sobre el final de la carrera no sabía ni
que números veía y en un rato les diré por qué.
Si me pongo a pensar en toda
la carrera, sólo recuerdo de a momentos... Algunos de cuando
cambiábamos de posición, el de adelante se abría para que el otro pase y así
comenzara a tirar. También recuerdo la pista más oscura de lo que realmente estaba,
lo pude comprobar con una filmación que luego vi de la carrera.
Las vueltas seguían y ya no
sabía que decía el reloj.
Cuando faltaban
seiscientos metros siento los pasos de alguien, miro hacia la derecha y
era Federico Bruno que me pasaba. Lo peor estaba
sucediendo, no entendía nada. También Luis
Molina estaba ahí y me pasa en la curva.
Ya entrando a la recta principal y por pasar a
la última vuelta, me encontraba en cuarto lugar, y pensaba - ¡esto no me puede estar sucediendo! -, trataba de seguirlo y era como si no pudiera ir más rápido. Parecía un
sueño, y los corredores deben haber tenido varios,
sobre todo antes de la carrera. Sueñan que están
corriendo y se les escapan los adversarios y no pueden correr, tratan de todas
las formas correr tras de ellos y no pueden moverse, es como en cámara lenta. Todo es gris y oscuro...
así lo sentía yo, y no lo sentiría sólo en esa parte de la carrera,
sino que me volvería a pasar nuevamente en la última vuelta.
Última vuelta, suena la
campana. La gente que estaba observándola se imaginaba una carrera donde quizás, si Andrés Zamora no hubiese
levantado el ritmo, nunca nos habrían agarrado.
La última vuelta se transformó en la más rápida que
hice en cualquier carrera de pista.
Me
encontraba cuarto y tomaba la curva que estaba oscura, los seguía de atrás pero
habían levantado aun más el ritmo, sólo podía
ver como se me iban y no podía perseguirlos, y peor aún, sentía pasos detrás de
mí y no me animaba a mirar a cuánto venían.
Estaba entrando a la recta opuesta, faltaban
menos de trescientos metros, ahora doscientos cincuenta, y miro hacia la
derecha y me pasa Andrés Zamora, me pasa de una forma que me deja parado y todo
intento que hice fue en vano. Sin duda trate de
aumentar la velocidad pero se me iba, y se me seguía yendo... Ahí ya no pensaba, me había quedado sin respuesta.
Detrás venía
alguien más, era Mariano Mastromarino, ésta vez
no iba a dejar que me pasen. Llegando ya en
frente al reloj de la curva de los doscientos, veo un 29:16, 29:17 que
brillaba, todo iba en cámara lenta... Tenía mil cosas en la cabeza, ya no veía a los de
adelante, y pienso, - con treinta y tres
segundos me da por debajo de 29:40 - , ahí se
puede ver el grado de fatiga que tenía que ni sumar podía ya.
Sentir que podía correr por debajo de esa marca
me dio fuerzas y todo pasó de estar en cámara
lenta a estar en una velocidad más rápida. Es cuando
comienzo a correr los últimos doscientos metros. La
curva estaba muy oscura, y en la mitad de ella paso a Andrés Zamora, que al igual que lo había hecho cien metros atrás
conmigo, lo dejé parado. Y seguí corriendo, creo que quería alcanzar a mi hermano y decirle,
"corré que nos da".
Luego de entrar a la última recta paso a Luis Molina y voy a buscar a mi
hermano, pero no me dio la distancia, se me
había terminado la carrera.
Miro el reloj de llegada,
decía 29:46. Ahí comprendí todo, había
"enloquecido" y no había
sumado bien. Pensé de repente que estuvimos tan cerca de la marca. Sentía una pena inmensa porque
lo habíamos hablado antes con mi hermano, él
creía que estaba difícil hacerla, pero yo sentía que era posible, sentía que
tenía que hacerla, era mi oportunidad de poder estar nuevamente en un
campeonato internacional de pista.
Trotamos una vuelta a la
calma y así como corrí la carrera y todo transpirado, me
despedí de mis conocidos y juntamos todo para irnos. En
veinte minutos salía nuestro bus hacia Buenos Aires. Tenía botellas en mi mano, ropa suelta, dos pares de
championes y la mochila, tiramos todo en un taxi y nos fuimos a la terminal.
Andrés Zamora se nos había sumado y no tenia pasaje, le dijimos anda volando a
sacarlo, pudo conseguir uno. Me terminé de vestir casi subiendo al bus.
Comenzó el viaje, hablamos un poco y se apagaron las luces. Miraba por la ventana, todo estaba oscuro y
descampado, no podía dejar de pensar en la carrera, pensaba miles de cosas,
entre ellas la posibilidad de volver a correr 10.000 metros, volver a
intentarlo, pero lo veía lejano, sabía lo que me había demandado ésta carrera, la "deuda de oxígeno"
y "muscular" que aun debía pagar.
Atrás quedaba el 30:36 con el que en 2008 hice la marca para el sudamericano
Sub 23, y también ya era historia el 14:32 que
hacía un mes había bajado.
Me encontraba en la cúspide de mi carrera deportiva, y debía pensar qué movimientos hacer para tratar de estar en el
Iberoamericano. Veremos que sucede...
Atrás quedaba el 30:36 con el que en 2008 hice la marca para el sudamericano
Sub 23, y también ya era historia el 14:32 que
hacía un mes había bajado.
Me encontraba en la cúspide de mi carrera deportiva, y debía pensar qué movimientos hacer para tratar de estar en el
Iberoamericano. Veremos que sucede...
Tomada la decisión de asistir
al torneo, que era tres semanas después del
Grand Prix, debíamos
modificar la planificación de manera que nos dejara preparados para una prueba
muy dura como son los 10.000 metros.
Habíamos acordado salir a trotar cerca del mediodía
así luego almorzábamos y nos acostábamos a dormir una siesta. A eso de las
13:00 horas salimos hacia la zona del estadio
Jorge Newbery donde competiríamos para mostrárselo a
Jairo que no lo conocía.
Al regreso nos acostamos a mirar
televisión, lo hicimos durante una hora y luego nos dormimos una siesta de dos
horas aproximadamente.
Luego de la cena dimos unas
vueltas por la ciudad y volvimos al hotel, miramos otro poco de televisión y
nos dormimos.
Almorzamos en un sitio a dos cuadras del hotel, tallarines con salsa y queso y una Pepsi
fue el menú.
Al terminar, volvimos para descansar
nuevamente hasta que sea la hora de irnos.
Algo que debo resaltar: cómo sin hablarnos casi nunca, por más que somos amigos
en facebook y las competencias que nos vemos son pocas,
podemos tener una amistad deportiva con atletas de otros países, en este caso con
los argentinos. A casi todos los conozco de
años, pero es como si nos viéramos siempre.
Momento de entrar en calor. Comenzamos a hacer la movilidad cuando alguien nos
avisa que nuestra serie no sería la siguiente sino que habría una antes por la
cantidad de gente que había en la categoría mayores. Fuimos
todos a averiguar y nos confirmaron que debíamos esperar otros cuarenta minutos
aproximadamente.
Al iniciar la tercera,
y luego de hacer la primera curva, le dije que se abra,
me quedé yo primero,
él detrás de mí,
y así comenzamos a tirar una vuelta cada uno.
Habíamos ido a correr para hacer una
buena marca y si nadie tiraba o no podían hacerlo más
rápido, yo lo iba a hacer. Estaba corriendo para mí, no me interesaba si después
no podía aguantar el ritmo o se me iban yendo las vueltas.
Iban pasando la vueltas y tenía a Florencia
Borelli alentándonos en la recta principal. En
la curva luego de pasar la llegada, pude escuchar a Jorge Basarico. También había más gente que no sé quiénes eran, no pude
distinguirlos a lo lejos, pero también nos
alentaban. En la mitad de esa curva estaba
nuestro amigo Jairo que dejó los pulmones
gritándonos, tambien a Mariela Ortiz por ahi tambien la habia visto.
Recuerdo que antes de pasar los cuatro mil
metros le digo a mi hermano, "hay que
correr hasta el cinco, después hay que aguantar"
, y parte de lo que pensas es en no quedarte, en aguantar el dolor, si lo hay!.
En esta carrera no sentí dolor, nunca fui
muriéndome como en otras, mis piernas iban increíbles, y el hecho de no sentir
dolor no es porque fuera cómodo; cuando estás en buena forma la carrera es así, se
hace más fácil que de costumbre, y solo te librás del dolor muscular,
pero debes poner tu energía en mantener el ritmo, que inconscientemente está
cayendo vuelta tras vuelta y no porque te estés
muriendo, sino porque las fracciones de segundos
empiezan a sumar y al final el parcial se dispara.
Si me pongo a pensar en toda
la carrera, sólo recuerdo de a momentos... Algunos de cuando
cambiábamos de posición, el de adelante se abría para que el otro pase y así
comenzara a tirar. También recuerdo la pista más oscura de lo que realmente estaba,
lo pude comprobar con una filmación que luego vi de la carrera.
La última vuelta se transformó en la más rápida que
hice en cualquier carrera de pista.
Comenzó el viaje, hablamos un poco y se apagaron las luces. Miraba por la ventana, todo estaba oscuro y
descampado, no podía dejar de pensar en la carrera, pensaba miles de cosas,
entre ellas la posibilidad de volver a correr 10.000 metros, volver a
intentarlo, pero lo veía lejano, sabía lo que me había demandado ésta carrera, la "deuda de oxígeno"
y "muscular" que aun debía pagar.
Me encontraba en la cúspide de mi carrera deportiva, y debía pensar qué movimientos hacer para tratar de estar en el
Iberoamericano. Veremos que sucede...
muy emotivo relato felicitaciones!
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